Como se han hecho eco diversas páginas
Web, como The Metal Circus o Rafa Basa, recientemente K.K. fue entrevistado por
Dean Petley para Midlands Rocks.
Downing, quien recientemente
comenzó una carrera como promotor de rock bajo el lema “El futuro del heavy metal”,
afirma que, al contrario de los que se piensa, no se retiró del negocio de la
música.
“Nunca me quitaré de encima la
lacra del retiro, lo que pasó realmente fue que dejé Judas Priest, no me
retiré. El retiro implica no ser físicamente capaz de hacerlo, pero ese no es
mi caso. Simplemente no quería seguir, ya no disfrutaba. Habían cambiado muchas cosas.
Creo que conté unas treinta razones por las que no continuar, y esos son un
montón de motivos. Sinceramente, pienso que se ha cumplido un ciclo”.
Sigue contando el guitarrista: “Cuando
formas parte de un equipo de compositores, obtienes el reconocimiento y la recompensa
por el hecho de crear algo, pero para mí, Priest se convirtió en
salir a tocar y hacer exactamente aquello con lo que la gente venía disfrutando
los últimos veinte o treinta años. No obstante, entiendo a los fans, si yo
pudiera ver a Eric Clapton con Cream sería la persona más feliz del mundo”.
Y continúa: “Lo bonito de estar
en esta industria es poder crear e innovar, construir canciones y grabar buenos
discos. Necesitas ser creativo, y eso se acabó con las descargas. Cuando
envejeces, tu escala de valores comienza a cambiar, si no puedes ser creativo,
¿por qué seguir dedicando tu tiempo a esto?”.
Downing habla sobre las escasas
posibilidades de crear joyas como Back In
Black a causa del actual funcionamiento de la industria discográfica: “Supongo
que si la industria siguiera en buena forma y la gente todavía se gastara su
dinero en los discos, sería diferente, pero cuando das algo gratis automáticamente
pierde su valor. Antes comprábamos un disco y aunque no fuera tan bueno, lo
ponías un millón de veces hasta cogerle el punto, pero ahora no hay una segunda
oportunidad.
En el pasado existía la oportunidad
de crear un disco como Dark Side Of The
Moon, British Steel o Back In Black, uno de esos álbumes definitivos
a los que la gente siempre termina volviendo. Pero ahora creo que esa oportunidad
de ha perdido, y para mí sería un milagro que discos de ese calibre volvieran a
ver la luz.
Si un disco como Nostradamus hubiera sido editado en
1978, habría sido otro Dark Side Of The
Moon, pero todo depende mucho del momento en el que lo haces. Al principio
teníamos la oportunidad de escribir grandes canciones, tocar solos increíbles,
y hacer interpretaciones vocales sobresalientes, pero la gente se ha
acostumbrado a todo eso y es difícil conseguir una mínima reacción, que vuelvan
a decir ‘Wow, ¿has oído el nuevo disco de Priest?’".
Concluye diciendo: "La industria ha cambiado mucho, veo a las compañías reeditando y adaptándose, y eso es un poco lo que nos ha pasado a nosotros; no ha sido agradable formar parte de todo eso. Es un poco timar a los fans porque todavía hay seguidores que hacen lo que sea por completar su colección. Aunque solo haya unos pocos dispuestos a comprarlo, si sacas una caja de 100 dólares podrás conseguir un buen pico, pero yo no me metí en la música para esto”.